La palabra nos deja un claro ejemplo de predicar con el total poder y respaldo de Dios. Muchas veces el gritar se practica por un aprendizaje que se viene arrastrando de años del pasado ótros porque en algun instituto les dicen "alce la voz y disminuya", para que cuando predique no se duerma la gente!
Tremendo, péro vemos como Dios instruye. Lo cierto és que es hermosa la palabra de Dios y el "modelo" de siervo que él requiere.
Bendiciones, Siendo Atalaya
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